Acerca de las monedas que encontré limpiando
Té de Boldo ante tus ojos, solo y tranquilo con mi rutina. No preguntes por qué no quería decir nada. Empecemos con que no es casualidad, que no comparto cierta frialdad. Nuestra propia velocidad era una flecha. Estamos unidos, confiando en las estrellas, disfrutando perderse en un laberinto de luz. Entrábamos como nada, vos y yo para entender que la eternidad es ahora. Que sea hoy algo más que una pálida mañana. Todo es relativo si no es por vos.